jueves, 30 de junio de 2011

lecturas para bodas religiosas

Cantar 2,8-10.14-16; 8, 6-7
El amor lleno de encanto, de gozo, de poesía. Y un amor firme, vivo como una llama que nada puede apagar. Y un amor que es al mismo tiempo – como dicen los apóstoles y los profetas – un reflejo del amor entre Dios y su pueblo, y entre Jesucristo y la Iglesia

Cantar  2,8-10.14-16
¡La voz de mi amado!
Miren como viene saltando por los montes,
Brincando por los cerros, mi amado,
Como una gacela o cabrito.
Ahora se detiene detrás de nuestra cerca,
Y se pone a mirar por las ventanas,
A espiar por las rejas.
Mi amado empieza a hablar y me dice:
Paloma mía, que te escondes
En las grietas de las rocas,
En apartados riscos,
Muéstrame tu rostro, déjame oír tu voz,
Porque tu voz es dulce
Y amoroso tu semblante.
Mi amado es para mi,
Y yo para mi amado;
Lleva a su rebaño a pastar entre los lirios.

Cantar 8, 6-7
Guárdame junto a tu corazón
Como tu sello o tu joya,
Siempre fija a tu muñeca.
Porque es fuerte el amor como la muerte,
Y la pasión, tenaz como el infierno;
Sus flechas son dardos de fuego,
Como llama de Yahvé
¿Quién apagara el amor?
No lo podrán las aguas embravecidas,
Vengan los torrentes,
¡No lo ahogaran!

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